Los lugares no nos “seducen” simplemente porque estén llenos de monumentos preciosos o enormes rascacielos, a veces, los lugares son también lo que uno se imagina de ellos, hay lugares que por alguna razón los tenemos prendidos en nuestra mente o nuestro corazón, con el sueño de visitarlos algún día. Eso me pasó a mí con San Juan de Acre. Era tanto lo que había leído de aquel puerto tan importante en la época de las Cruzadas, el último bastión de la cristiandad, que aunque solamente hubiera encontrado tres casas y cuatro muros, en mi interior me hubiera llenado de placer haberlo visitado.
Pero no es el caso… encima es que Akko, como aquí se le llama en hebreo, es un precioso puerto repleto de lugares que visitar… Fortificaciones, murallas, salas de caballeros, sinagogas y mezquitas, mercados y bazares que dejaron a su paso las distintas culturas que lo habitaron desde los cancaneos o romanos, pasando por los Cruzados, los turcos o incluso los británicos.
Yo paseaba por la vieja ciudad imaginando sus callejuelas repletas de soldados, mercenarios y personajes pintorescos llegados de la lejana Francia, Italia o Alemania, de hecho aún quedan algunos vestigios de los comerciantes de Génova, Pisa o Venecia que tenían sus propios barrios dentro de la ciudad amurallada. La visitaba absorto sin imaginar que hay dos Akko, el que yo estaba recorriendo y el que se esconde en sus subsuelos, una auténtica ciudad a unos cuantos metros bajo tierra.
Algo de historia…
El nuevo testamento ya nos habla de esta ciudad visitada por el apóstol San Pablo (Hechos 21:7). Fue una importante ciudad portuaria fortificada durante la época que permaneció bajo el dominio de los Cruzados, que la conquistaron en 1104. Tras la caída de Jerusalén, Acre se convirtió en la última capital del Reino Cruzado hasta 1291 cuando, tras un prolongado sitio, la ciudad se rindió al sultán mameluco Malek El-Ashraf. Siglos más tarde, en 1799, los defensores turcos de Acre (ayudados por una escuadra naval británica) frenaron el avance de Napoleón Bonaparte hacia el Mediterráneo Oriental.
Lo que no te puedes perder…
Jan-el-Umdan. Este gran espacio vecino al puerto era un activo centro de comercio internacional. en los almacenes de la planta baja del Jan depositaban los comerciantes sus mercancías, mientras que ellos se hospedaban en el alojamiento de la planta superior. Fue construído a finales del siglo XVIII por orden de Ajmed el Jazzar, sobre columnas de granito transportadas de canteras de la zona.
Mezquita Al Jazzar. Esta mezquita que en árabe se denomina “Djama al-Basha” se llamó también “Djama al-Anuar” (mezquita de las luces) es la más grande del país (fuera de Jerusalem) y la mayor de las mezquitas erigidas en la época del dominio Otomano. Según la inscripción que corona la entrada, la mezquita se inauguró en 1781-82, a principios del reinado de El Jazzar Pasha.
El puerto de Acre. El puerto ya se menciona en la campaña de la conquista de Egipto en los años 527 a 525 a.C. En la época de Ptolomeo II la construcción del puerto convirtió a Acre en ciudad portuaria internacional y puerta de acceso a Israel. Acre llegó a su máximo esplendor cuando fue conquistada por los Cruzados, que en el siglo XIII la hicieron su capital en Tierra Santa. Después de la ocupación Otomana el puerto fue dejado de lado y se utilizó únicamente para barcas de pescadores.
La ciudad Subterránea. San Juan de Acre esconde tantos secretos en el exterior como en su subsuelo. Gracias a las excavaciones se ha podido ir recuperando lo que fuera un auténtico laberinto de subterráneos y salas que conformaban lo que era una Ciudadela de la Orden de los Hospitalarios, una orden militar y religiosa cuya principal misión era atender a los enfermos en Tierra Santa. La Orden trasladó su sede central de Jerusalén a San Juan de Acre entre los años 1191 y 1291. El complejo edificio comprende varias plantas alrededor de un gran patio central, una auténtica maravilla que se conserva intacta…
Hay unos curiosos pasadizos subterráneos a los que se realiza una visita aparte, son los llamados túneles templarios, un entramado de galerías que conectan el centro de la ciudad con la muralla exterior…
Merece mucho la pena pasar un par de días en esta ciudad amurallada, esta fortaleza hoy repleta de bares y restaurantes, mercados y rincones históricos que visitar donde siguen conviviendo varias culturas…
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Para que sitúes la localización de San Juan de Acre…